La glucosa, una forma de azúcar, es la principal fuente de energía para las células de nuestro cuerpo. Se obtiene principalmente a partir de los alimentos que consumimos, en particular, aquellos ricos en carbohidratos. Sin embargo, mantener los niveles de glucosa en equilibrio es un proceso delicado que requiere una interacción compleja entre varias hormonas, incluyendo la insulina y el glucagón. Cuando hablamos de niveles bajos de glucosa, nos referimos a una condición conocida como hipoglucemia y cuando hablamos de niveles altos se trata de hiperglucemia. Mantener los niveles de glucosa en un rango saludable para nuestro bienestar general. Sigue leyendo para entender mejor cuáles son los valores de glucosa adecuados y qué hacer cuando nos apartamos de ellos.
La glucosa es el azúcar presente en la sangre, así como se encuentra en altas concentraciones en algunos grupos de alimentos como las frutas. La palabra glucosa es un derivado de la palabra griega glykózi que significa dulce. Cuando los niveles de esta molécula en sangre son normales, el metabolismo se encuentra en estado óptimo. Tener niveles altos o bajos puede ser un problema grave en especial para personas que sufren de diabetes.
La hormona insulina se encarga de transportar glucosa a través de la sangre. Dicha molécula es luego es almacenada o utilizada como fuente de energía para el correcto funcionamiento del cuerpo. Las personas con diabetes pierden la capacidad de transporte normal de glucosa; y por tanto los niveles en sangre se ven alterados.
La glucosa se forma a partir del consumo de alimentos con carbohidratos. El pan, pastas, cereales, vegetales altos en almidón (patatas, zanahorias) son todos alimentos a partir de los cuales el cuerpo es capaz de formar dicha molécula.
La glucosa se forma en el proceso de digestión. Durante el pasaje de los alimentos a través del esófago y estómago las enzimas y el medio ácido transforman los alimentos en pequeñas partes hasta formar moléculas de glucosa. Luego ésta es absorbida por el intestino para ser utilizada como fuente de energía por las células.
La glucosa es la principal fuente de energía para el sistema nervioso. Las neuronas necesitan de esta molécula y neurotransmisores para que la comunicación entre ellas sea exitosa. Además, la molécula sirve como fuente de energía para el trabajo muscular y restaurar las reservas de glucógeno muscular.
El cuerpo humano está diseñado para que los niveles de glucosa en sangre sean normales y estables. La insulina es la hormona encargada de regularlos. Cuando hay un exceso de azúcar en la alimentación, el cuerpo se acostumbra a la presencia altos niveles de esta molécula en sangre y pierde la capacidad de detectarlos. Esta es la principal causa de diabetes tipo 2.
Los niveles normales de glucosa en sangre normales de una persona sana rondan entre 90–125 miligramos por decilitro (mg/dL). (3) Tras 1 o 2 horas luego de una comida estos pueden alcanzar hasta un valor de 180 mg/dL. Una persona con diabetes no tiene o pierde la capacidad de mantenerse en este rango de valores.
En adición, los niveles normales de glucosa en sangre pueden verse alterados por factores externos. Saltearse las comidas, estrés, no hacer ejercicio físico, un exceso de alimentos dulces o una incorrecta dosis de medicación (en casos de diabetes) son causas frecuentes de alteración en los niveles normales de azúcar en sangre.
Los niveles muy altos de glucosa se conocen como hiperglucemia. En una persona sana, estos pueden ser neutralizados de forma normal por la acción de la insulina. En una persona con diabetes el uso de inyecciones de insulina suele ser necesario. Además, cuando los niveles se disparan el ejercicio físico puede ayudar a restaurarlos, así como se recomienda beber una mayor cantidad de agua.
Cuando los niveles de glucosa en sangre son muy altos se corre un mayor riesgo de enfermedades asociadas al sistema cardiovascular. Los procesos de transporte de oxígeno celular se ven dificultados y causan consecuencias negativas a nivel de salud.
Las consecuencias de niveles altos de glucosa son:
Cuando los niveles de azúcar en sangre son muy bajos (menores a 70 mg/dL) se da lo que se conoce como hipoglucemia. Esto ocurre cuando una persona se saltea las comidas, la medicación, o al hacer dietas para perder peso (por ejemplo una dieta baja en carbohidratos). En estos casos se recomienda beber líquidos o alimentos con glucosa (jugos, dulces, etc) que permitan reestablecer los niveles normales en sangre de forma rápida.
Los niveles de glucosa de una persona normal rondan en los 100 mg/dl entre comidas. Cuando una persona tiene diabetes esto no ocurre. De hecho, para determinar si una persona tiene diabetes o no se debe realizar un análisis de índice de glucemia. Cuando los niveles son superiores a los 126 mg/dL dos veces consecutivas, una persona es diagnosticada con esta enfermedad.(5)
El análisis de índice de glucemia se recomienda en personas cuyos parientes cercanos sean diabéticos. Así como para personas con trastorno de sobrepeso u obesidad y no realicen ejercicio de forma regular. Si el resultado es positivo, se recomienda llevar a cabo una dieta para diabéticos tipo 2. Estos planes de alimentación son efectivos para regular los niveles de glucosa en sangre.
La glucosa es el azúcar de la sangre. Tener niveles normales en sangre (90-125mg/dL) es necesario para un estado de salud óptimo de una persona. Cuando una persona no tiene o pierde la capacidad de regular los niveles de esta molécula desarrolla enfermedades crónicas como la diabetes.
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