El ancho de la cintura está asociado con un aumento en la cantidad de grasa visceral abdominal superior que rodea los órganos internos. Es este tipo de grasa el que afecta directamente a los órganos, alterando el metabolismo, las hormonas y provocando enfermedades crónicas.
Una cifra superior a 90 cm para mujeres y 100 cm para hombres significa que tienes un exceso de reservas de grasa abdominal superior.¹ Este es uno de los indicadores más útiles para estimar tu estado de salud en los próximos años.
La grasa abdominal superior (o visceral) son depósitos de grasa almacenados dentro de la zona alta de la cavidad abdominal. A diferencia de la grasa subcutánea que es suave al tacto, la grasa interna es una sustancia más densa. No puede sentirla y está escondida detrás de una capa de músculos abdominales.
Las estadísticas muestran que la presencia de reservas de dicha grasa se asocia con un mayor riesgo de obesidad, diabetes, hipertensión, así como con algunos tipos de cáncer¹. Entre otras cosas, se ha visto que la grasa abdominal podría aumentar hasta en 2 veces el riesgo de demencia senil. (2)
El punto crítico del crecimiento de la grasa abdominal es el síndrome metabólico (una combinación de obesidad severa, diabetes e hipertensión). En este caso, sus posibilidades de vivir una vida larga y satisfactoria se reducen significativamente, y los médicos le aconsejan que cambie drásticamente su estilo de vida
Por lo general, son los hombres los que tienen más cantidad de grasa abdominal superior. En las mujeres, la grasa generalmente se deposita en los muslos y los glúteos. Se cree que esto es debido principalmente a las hormonas sexuales – testosterona, estrógenos y progesterona.
Sin embargo, la situación cambia después de llegar a los 50 años: las estadísticas muestran que durante la menopausia, las mujeres aumentan en promedio de 5 a 7 kg de exceso de peso, una parte de la cual es grasa abdominal superior. (3)
Este efecto puede verse potenciado por cambios hormonales generados por el consumo de carbohidratos refinados. El estrés también juega un rol importante, el aumento en la hormona del estrés cortisol puede dar lugar a problemas para dormir y promover el aumento de grasa abdominal.
El aumento de peso y el crecimiento de la grasa abdominal superior se deben no solo a un exceso de calorías (y un estilo de vida sedentario), sino a un exceso de azúcar y otros carbohidratos simples.
En promedio, una persona moderna consume 3 veces más azúcar de lo que permiten las recomendaciones de la OMS y esto contribuye sustancialmente al aumento de lípidos en el abdomen.
Un exceso de azúcar en la dieta estimula los circuitos de recompensa en el cerebro lo que en última instancia lleva a tener más ganas de comer. Además, el exceso de glucosa en sangre, conduce a una producción excesiva de insulina y una mayor pérdida de sensibilidad a su acción. Paralelamente, la insulina aumenta la retención de sodio, lo que conduce a la hipertensión.
Como si fuera poco el azúcar tiene una característica interesante: sus moléculas pueden unirse a las proteínas y grasas del cuerpo humano, causándoles daño. Esto genera distintos compuestos conocidos como productos finales de glicación que se asocian fuertemente con el envejecimiento. Dichos procesos se aceleran drásticamente después de alcanzar los 35 años.
La grasa abdominal es grasa almacenada dentro de la cavidad abdominal superior. A diferencia de la grasa subcutánea, la grasa abdominal afecta los niveles hormonales del cuerpo y, a su vez, presiona los órganos. Un exceso de este tipo de grasa del cuerpo se asocia con alteraciones complejas en el metabolismo y enfermedades crónicas.
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