El sistema inmune se enfrenta a numerosos desafíos para protegernos frente al ataque de microorganismos.
Este debe ser capaz de responder rápido, localizar y destruir los microbios que pueden introducirse en cualquier lugar del cuerpo.
Para esto cuenta con una cantidad de células protectoras de naturaleza y funciones variables.
Sigue leyendo para saber cuáles son estas células del sistema inmune y qué es lo que hace cada una.
Casi todas las células del sistema inmune derivan de las células hematopoyéticas en la médula ósea. Luego se diferencian y generan distintas poblaciones.
A continuación se describe un resumen de los distintos tipos de células del sistema inmune con su respectiva función.
Los monocitos son células que constituyen del 5 al 10 por ciento de los glóbulos blancos. Se encuentran recubriendo las paredes de los vasos sanguíneos en órganos como el hígado y el bazo. Aquí capturan microorganismos en la sangre a medida que circulan.
Cuando los monocitos abandonan el torrente sanguíneo y entran en los tejidos, cambian de forma y tamaño y se convierten en macrófagos.
Los macrófagos son células cuya principal función es ingerir microbios por el proceso de fagocitosis y después matarlos.
Para matar, los mácrofagos pueden formar orgenelas citoplasmáticas y fusionarlas con los lisosomas. Los lisosomas contienen especies reactivas del nitrógeno y oxígeno que son tóxicas para los microbios.
En conjunto con la actividad de enzimas proteolíticas constituyen un mecanismo de gran importancia para eliminar patógenos.
Los macrógafos se activan por sustancias microbianas y reclutan otras células inmunitarias hacia la zona de infección. De esta manera, amplifican la respuesta inmune. Por ejemplo, sirven como células presentadoras de antígenos para activar a los linfocitos T.
Además, los macrófagos pueden ingerir células propias necrosadas, y otras células del sistema inmune, al igual que los neutrófilos. Esto forma parte del proceso de limpieza que ocurre luego de una infección.
Los neutrófilos son un tipo de célula que se encuentra en el torrente sanguíneo capaz de ingerir microorganismos rápidamente y matarlos.
Los neutrófilos son la población de células inmunitarias circulatorias más abundantes y cumplen un rol principal en las reacciones inflamatorias innatas.
Una vez se produce la inflamación, los neutrófilos se dirigen rápidamente hacia el sitio de infección. Aquí es donde cumplen su principal función – fagocitar, en particular aquellos microbios que hayan pasado por el proceso de opsonización.
Además de la fagocitosis, los neutrófilos pueden atacar patógenos de otras formas. Por ejemplo, pueden liberar gránulos llenos de enzimas y sustancias agresivas, como las defensinas. Así como pueden exportar trampas en forma de redes (NET) al medio extracelular.
Las células dendríticas (DC) son células inmunitarias que cumplen un rol único de comunicación entre la respuesta del sistema inmune innato con el adaptativo.
Sus funciones principales son, por un lado, actuar como centinelas detectando la presencia de microbios e iniciar las reacciones de defensa innata.
Por otro, activar las respuestas adaptativas capturando y presentando péptidos microbianos a los linfocitos T.
Las células dendríticas pueden cumplir estas doble función debido a que cuentan con varios tipos de receptores.
Por ejemplo los TLRs, que responden a moléculas microbianas. Cuando estos receptores se unen, se liberan citoquinas y rápidamente se reclutan otras células del sistema inmune en el lugar de la infección.
Además, todas las células dendríticas expresan moléculas de MHC de las dos clases, I y II. Lo que explica su capacidad como mediadora con el sistema inmune adaptativo a través de la unión a los linfocitos T.
Los linfocitos son las células inmunes principales de la respuesta adaptativa. Todos los linfocitos tienen una forma similar y su aspecto no refleja su variedad de funciones.
Son estas células las responsables dar lugar a la generación de anticuerpos y asegurar la función de memoria por lo que cumplen un rol único en la transferencia de la inmunidad.
Una característica fascinante de los linfocitos es su diversidad de receptores con diferentes especificidades. Es decir, en el cuerpo hay millones de clones de linfocitos y cada uno es específico frente a un determinado antígeno.
Esta diversidad de reconocimiento se logra mediante un proceso que se conoce como expansión clonal.
Existen dos clases principales de linfocitos, las células B y T.
Los linfocitos del tipo B reconocen muchos tipos diferentes de antígenos y evolucionan a células secretoras de anticuerpos. Su función es fundamental para neutralizar al microbio, activar el complemento y fagocitar.
Los linfocitos T pueden tener varias funciones y subtipos. Por ejemplo, pueden actuar como cooperadores reconociendo antígenos de las células presentadoras y marcándolos para estimular otras respuestas del sistema inmune.
También pueden evolucionar a linfocitos T citotóxicos que pueden reconocer antígenos situados en las células infectadas y destruir los microbios directamente. Así como pueden cumplir la función reguladores y evitar una respuesta inmunitaria a células propias.
Las células asesinas naturales (NK) son en realidad un subtipo de linfocitos que cumplen un rol fundamental en el sistema inmune innnato.
Se denominan así porque matan fácilmente a las células infectadas con virus y no requieren la misma educación tímica que requieren las células T.
Las células NK son citotóxicas; contienen pequeños gránulos en su citoplasma con proteínas especiales como perforina y proteasas conocidas como granzimas.
Las células NK se derivan de la médula ósea y están presentes en cantidades relativamente bajas en el torrente sanguíneo y en los tejidos. Son importantes para defenderse de los virus y para prevenir el cáncer.
Los eosinófilos basófilos y mastocitos son otros tres tipos de células adicionales del sistema inmune que comparten la propiedad de tener gránulos citoplasmáticos llenos de moléculas inflamatorias y antimicrobianas.
Este tipo de células inmunitarias cumplen funciones importantes para luchar contra parásitos y enfermedades alérgicas.
Los mastocitos son células derivadas de la médula ósea y se encuentran en la piel y los epitelios mucosos. Tienen gránulos llenos de histamina y cuando se activan promueven la inflamación.
Los basófilos son células poco abundantes y por lo general se encuentran circulando en la sangre (representan el 1% de las células inmunitarias circulantes). Aunque su función no es del todo clara, se sabe que tienen gránulos similares a los mastocitos y se activan con la unión del antígeno igE.
Los eosinófilos son granulocitos que contienen enzimas capaces de dañar las paredes celulares de los parásitos. Se encuentran en la sangre y las mucosas, donde cumplen funciones de defensa importantes en el sistema digestivo y respiratorio.
Las células del sistema inmunológico se pueden clasificar como linfocitos (células T, células B y células NK), granulocitos (neutrófilos, basófilos, etc) y monocitos / macrófagos. Todos estos son tipos de glóbulos blancos.
Cada tipo de células tienen funciones distintas, y actúan en conjunto con otros elementos como las proteínas de señalización (citoquinas), anticuerpos y proteínas del complemento.
Las células del sistema inmune actúan en forma coordinada para dar lugar a respuestas inmune rápidas (innatas y adaptativas).
The Immune System and Primary Immunodeficiency. Fuente
Inmunología celular y molecular. Abdul k. Abbas. Novena edición.
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Muy buena información, clara y didáctica, realizo ayuno intermitente desde hace tres años aprox y esto me ha dado pie en lo importante que es saber que somos, como nos desarrollamos, vivimos y dejamos de vivir, y darme cuenta de que tenemos mucho potencial para guiar nuestra vida y salud pero que generalmente nos contaminamos de forma social y principalmente con lo que comemos en el momento mas sensible de nuestra vida, la infancia ...