¿Alguna vez has notado que con el tiempo te recuperas cada vez más rápido ante una gripe, o una pequeña infección? De esto se encarga tu sistema inmune adaptativo.
Como sugiere la palabra, la inmunidad adaptativa es aquella que surge como respuesta a una infección y se adapta a ella.
El sistema inmunológico adaptativo es un sistema de defensa vigoroso y sofisticado que permite a un organismo combatir contra patógenos invasores.
Mediante la identificación específica, el sistema inmune adaptativo amplifica la respuesta innata, y genera memoria inmunológica.
Estos mecanismos sirven para reforzar las defensas tras la exposición repetida a una misma agresión.
Sigue leyendo para saber cómo funciona la inmunidad adaptativa y cuáles son los componentes y mecanismos de este sistema de respuesta.
RELACIONADO: ¿Cómo fortalecer el sistema inmune?
Por definición, la inmunidad adaptativa (también conocida como adquirida o específica) son todos los mecanismos, células y moléculas involucrados en la respuesta tardía del sistema inmune.
Para combatir una infección, el sistema inmune adaptativo puede demorar días, incluso semanas. Y es su respuesta, la encargada de generar células de memoria de defensas.
A diferencia del sistema inmune innato, el adaptativo es más lento, pero responde a una mayor cantidad de moléculas.
Es decir, el sistema inmune adaptativo reconoce un número más amplio de sustancias microbianas y no microbianas llamados antígenos. Y por tanto sus respuestas son más especializadas y además, más fuertes.
Es por eso que aunque muchos microorganismos han evolucionado para evitar la respuesta inmunitaria innata, no han podido hacerlo hacia la inmunidad adaptativa. De hecho, esta es la base de las vacunas.
La mayoría de los componentes del sistema inmunitario adaptativo aparecieron más tarde en la evolución (hace aproximadamente 360 millones de años en los vertebrados con mandíbula).
En cuanto a tipos, los componentes de la inmunidad adaptativa son menos diversos que los de la inmunidad innata pero trabajan en conjunto para reforzar los mecanismos protectores.
Los principales componentes de la inmunidad adaptativa son:
Las células clave componentes del sistema inmune adaptativo son los linfocitos. En términos generales se pueden dos tipos de linfocitos, también conocidos como células T y B.
Cada linfocito tiene una única especificidad, por lo que son capaces de reconocer una cantidad de antígenos igual a la cantidad de linfocitos que existen. (Esto es hasta 1 billón de moléculas)
Tanto las células B como las células T derivan de tipos específicos de células madre, llamadas células madre hematopoyéticas multipotentes, en la médula ósea.
Una vez que se producen, los linfocitos necesitan madurar y activarse. Cada tipo de célula sigue diferentes caminos hacia sus formas maduras finales y cumplen una función específica.
Las principales proteínas componentes de la inmunidad adaptativa son los anticuerpos y las citoquinas.
Los anticuerpos actúan como sondas específicas dirigiendo la acción efectora de diferentes tipos de células que actúan sobre el patógeno. Estos se presentan como receptores de membrana de los linfocitos B o son secretados por estos una vez se han transformado en plasmocitos.
En particular los anticuerpos y el receptor de los linfocitos T, son las moléculas que confieren al sistema inmune adaptativo la capacidad de reconocer específicamente cualquier estructura química que pueda ingresar al organismo, y sobre esta base montar una respuesta inmune adaptada al patógeno en cuestión.
Las citoquinas son son una gran familia de proteínas con estructuras similares (homólogas) que estimulan el movimiento de los leucocitos y regulan su migración.
Para activarse, la inmunidad adaptativa requiere de la comunicación con la inmunidad innata. Por ejemplo, una vez el patógeno ingresa, las células dendríticas lo reconocen y viajan hacia el ganglio.
Aquí el sistema inmune adaptativo inicia su respuesta mediada por los linfocitos y sus productos.
Cuando se activan, los linfocitos con especificidad por componentes no-propios o alterados (como los de las células tumorales) son estimulados para proliferar (aumentar de número) y diferenciarse (cambios fenotípicos).
Los cambios fenotípicos dan lugar a la aparición de células que van a contribuir a la destrucción de la agresión. Por ejemplo, capaces de secretar anticuerpos.
Otros linfocitos se convierten en células de memoria, que aseguran una rápida y mejor respuesta en caso de que vuelva a producirse la infección.
Uno de los mecanismos que tiene el sistema inmune adaptativo para poder su respuesta es funcionar sobre la base de una distribución clonal de receptores vinculados al reconocimiento específico.
¿Qué significa esto? Que en el proceso de generación de los linfocitos, se produce en forma aleatoria un receptor de membrana con una determinada especificidad. Es decir con la capacidad de reaccionar con una única estructura química.
Nótese que este proceso tiene el riesgo de reaccionar contra componentes propios. Es por esta razón que existen mecanismos de tolerancia para eliminar los clones autoreactivos.
Entonces, una vez que se ha generado el repertorio de linofcitos, opera un mecanismo de selección clonal por el cual los clones con especificidad por componentes propios son eliminados.
La memoria inmunológica se define como la capacidad del sistema inmunológico para responder más rápida y eficazmente a un patógeno que se ha encontrado anteriormente.
Las células de la memoria se activan debido a la capacidad del cuerpo para reconocer los agentes patógenos con los que el cuerpo ha estado en contacto anteriormente.
Una vez que el cuerpo crea los anticuerpos necesarios para sofocar un patógeno, puede hacerlo más rápidamente cuando vuelva a encontrarlo en el futuro.
Esto ocurre tanto si se infecta con un patógeno como si se le inocula con una forma debilitada o muerta del mismo. Es gracias a la memoria inmunológica que podemos vacunarnos contra las enfermedades infecciosas.
El sistema inmunológico adaptativo solo está presente en los vertebrados y, a diferencia del sistema inmunológico innato, sus respuestas son más lentas y específicas para el patógeno invasor particular.
Las moléculas que provocan una respuesta inmune adaptativa se conocen como antígenos.
Las células más importantes en la respuesta inmune adaptativa son los linfocitos B y los linfocitos T. En conjunto con los anticuerpos y las citoquinas constituyen los principales componentes del sistema.
Los mecanismos del sistema inmune adaptativo son diversos, pero todos requieren del trabajo de los linfocitos en estrecha comunicación con el sistema inmune innnato.
Descubre cómo la dieta cetogénica ayuda a perder peso rápido y sus beneficios para la salud con nuestro menú keto gratuito en PDF. Leer más
El tipo de cuerpo ectomorfo es delgado y tiene problemas para ganar masa muscular. Descubre cómo lograr la hipertrofia y ganar masa muscular. Leer más
El rendimiento deportivo de los atletas élite está estrechamente relacionado con sus hábitos de alimentación, y es que para gozar de buena salud física y mental es necesario que los deportistas mantengan una dieta equilibrada. Leer más
Deja un comentario