El dióxido de titanio (TiO2) es uno de los aditivos químicos más utilizados en la industria alimentaria y en la cosmética. La sustancia microcristalina se codifica como E171 y se usa para dar un típico tinte blanco. El dióxido de titanio se encuentra en altas concentraciones en chicles, golosinas, productos de panadería, quesos, mayonesa y otras salsas, así como también se utiliza para la elaboración de pastas de dientes y protectores solares. ¿Es capaz de generar cáncer?
En Francia, la venta de alimentos que contienen dióxido de titanio estará prohibida a partir del 1 de enero de 2020. Anteriormente se creía que este aditivo se podía eliminar rápidamente del cuerpo, pero estudios actuales han registrado casos de su acumulación en el hígado, los pulmones, los intestinos y el cerebro, en particular en niños.¹ Cuando este aditivo se encuentra en altas concentraciones es considerado un carcinógeno – aumenta significativamente las probabilidades de tener cáncer. (2)
El uso de E171 es frecuente en la industria de los alimentos. La basta mayoría de productos blancos incluyen dióxido de titanio en su composición. Se calcula que la sustancia se encuentra entre los cinco nanomateriales más utilizados en la industria mundial; en particular golosinas, chicles y dulces.
La agencia nacional francesa ANSES, afirma que el uso de alimentos con un alto contenido de dióxido de titanio altera la absorción de nutrientes, así como causa irritación e inflamación del tracto gastrointestinal². Además, esta institución clasifica a la sustancia como carcinógeno tipo 2b – tiene potenciales probabilidades de provocar cáncer.
Por el contrario, la FDA considera a este aditivo como seguro para uso cosmético. (5) En un informe publicado en febrero de 2019 esta organización afirmó que hay suficiente evidencia científica para permitir este aditivo en la fabricación de protectores solares. ¿A quién creerle?
La IARC, (la institución con mayor renombre en investigación contra el cáncer) concluyo en 2010 que el dióxido de titanio es un aditivo posiblemente carcinógeno en humanos por vías inhalación.
Los fundamentos de la IARC fueron basados en resultados de experimentos con ratas. En estos estudios, se observó una mayor probabilidad de cáncer de pulmón e infecciones respiratorias tras la exposición de los animales a dióxido de titanio por inhalación.
Estos estudios no fueron suficientes para que la Agencia Europea de Químicos (ECHA) prohíba el uso de dióxido de titanio pero sí para reconsiderar su peligrosidad. En junio de 2017 el Committee encargado de Evaluación de Riesgo (RAC) concluyó que no había información suficiente para clasificar al TiO2 como un aditivo carcinógeno tipo 1, pero si tipo 2.
En conclusión, si bien aún quedan más estudios para confirmar los efectos del dióxido de titanio en provocar cáncer en humanos. Hay evidencia suficiente para afirmar que es probable que así lo sea.
Cómo todos los aditivos y productos químicos, la concentración es quien determina la toxicidad. En concentraciones bajas, el TiO2 no se considera peligroso para la salud. Sin embargo en altas dosis las micropartículas de este material pueden ser acumuladas en los pulmones.
En los estudios, científicos realizaron más de 25 experimentos con animales. En un estudio con ratas experimentales se les dio agua potable con dióxido de titanio durante 100 días. El resultado: se detectaron tumores intestinales precancerosos en el 40% de los animales.
Durante mucho tiempo se creyó que los alimentos con dióxido de titanio no significaban ningún problema para la salud. La baja concentración de este aditivo justificaba su uso en la industria alimentaria. Sin embargo, estudios actuales confirman un posible riesgo del consumo exagerado de este tipo de alimentos.
Si bien comer un par de caramelos no significa un peligro para los niños. La costumbre de comer dulces todos los días sí lo es. La razón: las microparticulas de dióxido de titanio demoran en ser eliminadas del cuerpo.
En los estudios mencionados, se detectaron microdaños de irritación gástrica causados por acumulaciones de materia. Aparentemente, los restos de TiO2 requieren un tiempo extremadamente largo para su eliminación completa. Cuando se incluyen alimentos con dióxido de titanio de forma regular, el cuerpo está expuesto a estos efectos una y otra vez.
En un estudio donde se expusieron animales a nanopartículas de TiO2, se confirmó que estas pueden penetrar en el cerebro de los animales, y crear daños en las conexiones neuronales³. Si bien esto no ocurre cuando el dióxido de titanio es consumido a través de los alimentos, es importante para las personas que manipulan este material.
Las nanopartículas de TIO2 dañan las mitocondrias en las células cerebrales. La acumulación de esta molécula también aumentó el nivel de especies reactivas de oxígeno que podrían dañar las estructuras celulares. Además, las concentraciones de glutamato se vieron alteradas.
Tradicionalmente, el dióxido de titanio se considera un colorante alimentario seguro en bajas concentraciones. Actualmente, se utiliza en una variedad de productos para blanquear el color, así como para mejorar las características y texturas de los alimentos. En particular, se utiliza para la fabricación de productos dulces y caramelos.
En cosmética el E171 se utiliza para la fabricación de protectores solares. Cuando se aplica a la piel, el dióxido de titanio forma una película delgada que puede reflejar la luz. El TiO2 puede representar del 1 al 10% del peso total de estos productos, dependiendo de la fuerza del FPS. Así como también se utiliza en la fabricación de cremas anti-age.
Es importante tener en cuenta que la prohibición francesa aplica exclusivamente a los alimentos. Los peligros del uso de dióxido de titanio en productos cosméticos externos como la pasta de dientes, champús, geles y talcos para bebés no se han confirmado. A la fecha la mayoría de las organizaciones internacionales afirman que no es posible contraer cáncer por el uso productos con TiO2 cosméticos.
El dióxido de titanio es uno de los cinco nanomateriales más utilizados en la industria de los alimentos y cosmética. Se considera un aditivo seguro para uso externo. Estudios científicos recientes han demostrado que las nanopartículas de titanio se retienen en el cuerpo. Los efectos del TiO2 en aumentar las probabilidades de cáncer aplican únicamente cuando es inhalado. Aún quedan más estudios por confirmar los efectos cancerígenos de los alimentos con dióxido de titanio. Sin embargo debido a que existen altas probabilidades de que así lo sea, algunos países como Francia se han adelantado a prohibirlo.
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